De forma burda y aspecto poroso, El Molcajete es uno de los utensilios más queridos de los gustos más tradicionales de la cocina.
Y a pesar de que sus orígenes se remontan a la época de la Colonia sigue siendo un tesoro en las cocinas mexicanas.
Tiene sus orígenes en Mesoamérica; su figura es la de un mortero, pero hecho de piedra volcánica y con tres patas para darle equilibrio.
Martajar los ingredientes entre la pared de piedra es un deleite sensorial como ninguno. El olfato se deleita con los aromas y vapores de los chiles, los jitomates, las semillas…
La creación de maravillosas salsas y pastas como resultado de este ritual de molienda dan un sabor único a las recetas.
El compañero inseparable del molcajete es el tejolote, al que también se le llama temole, temachín o simplemente piedra de molcajete, hecho de piedra basáltica es el que cura o prepara al molcajete desde el principio, antes de servir fiel en la cocina, y se manipula con la mano para moler contra el molcajete los alimentos.
Esta pieza artesanal mexicana, la más humilde de la cocina, llega a servir por generaciones a las familias, y como si tuviera memoria, se dice que mientras más se usa mejor saben las salsas y los alimentos que ahí se elaboran.